El legrado es una de las técnicas más comunes para practicar un aborto, así como las píldoras abortivas o la aspiración ultrauterina. A continuación explicaremos en qué consiste este procedimiento y cómo estar preparada para el momento de realizar uno.
Para explicarlo de manera sencilla el procedimiento puede dividirse en dos partes: la dilatación y el curetaje. La primer parte consiste en dilatar el canal vaginal para tener acceso al útero, donde se colocará la instrumentación necesaria para llevar a cabo el procedimiento. El médico especialista introduce lo necesario para agrandar la cérvix poco a poco hasta lograr el tamaño requerido.
Una vez superada esta etapa se procede con el curataje, el cual consiste en introducir una varilla que en el extremo tiene una delgada asa que permitirá raspar la superficie uterina, y del otro lado tiene un mango que es el que usa el médico para controlar el instrumento. Este procedimiento es muy seguro y eficaz si se realiza en una clínica especializada con médicos certificados.
En ocasiones se tiene la idea de que se trata de un procedimiento largo y riesgoso, pero lo cierto es que actualmente se han mejorado mucho las técnicas que se utilizan. Para realizar el legrado es necesaria la aplicación de anestesia, ya sea general o local, esto dependerá de la decisión del médico con base en el estado de salud de la mujer.
Un legrado uterino no requiere una preparación estricta, sólo requiere de algunos estudios que permitirán al médico realizar correctamente el procedimiento, entre estos estudios están los análisis de sangre y ultrasonidos. El día de la intervención se recomienda tener un periodo de ayunas de al menos ocho horas, sobre todo si se usará anestesia general, así como suspender cualquier medicamento una semana antes, al menos que el médico realice otra indicación.
La recuperación después de un legrado es muy rápida, aunque se deben tener precauciones como no hacer actividad física intensa, no usar tampones y no tener relaciones sexuales en un periodo de al menos 15 días.